Ciudadanía y democracia: Fortalecimiento de las capacidades ciudadanas

Segundo Semestre
Boletin Teórico
Escrito por: Lic. Juan Antonio Juárez Valdez
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La democracia es un concepto que evoluciona y se resignifica a través del tiempo, sobre todo por las necesidades y contextos de las propias sociedades; en ese sentido la palabra democracia puede ser considerada como un ideal, un régimen político o un conjunto de valores.

La democracia como forma de gobierno y de organización del Estado, la encontramos regulada en los artículos 39, 40 y 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los cuales establecen que todo el poder público procede del pueblo y se crea para el beneficio del mismo; por lo que las decisiones del país son tomadas por el pueblo y para el pueblo, a través de representantes populares que son elegidos mediante el voto popular.

La finalidad última de la democracia consiste principalmente en satisfacer las necesidades colectivas, siendo una tarea compleja, debido a la diversidad poblacional que existe entre sus mismos integrantes, desde costumbres, creencias, prácticas, culturas, intereses, valores e ideologías; sin embargo, el reto de la democracia es, que independientemente de dichas diferencias, sea posible una convivencia satisfactoria para todos los integrantes del colectivo, donde prevalezca un estado de bienestar.

Si bien es cierto el bienestar social es tarea de los gobiernos, también lo es de la propia sociedad; es una tarea conjunta, donde ambas partes tienen derechos y obligaciones; y donde en el actuar de ambos debe prevalecer la igualdad, la justicia y el respeto a a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.

“Ser ciudadano” significa ser miembro de una comunidad, tener las mismas oportunidades para influir en el destino de la misma. El fundamento legal de la ciudadanía mexicana, lo encontramos en el artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual establece que los ciudadanos de la república, son todos aquellos varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, hayan cumplido dieciocho años y tengan un modo honesto de vivir.

Por su parte los artículos 35 y 36 Constitucionales, señalan los derechos y obligaciones del ciudadano, respectivamente; mientras que el artículo 38 del mismo ordenamiento, se refiere a los casos en que los derechos del ciudadano se pueden llegar a suspender.

Dentro de los derechos de los ciudadanos encontramos los siguientes:

  • - Votar en las elecciones populares, así como poder ser votado en todos los cargos de elección popular.
  • - Asociarse para tomar parte en los asuntos políticos del país.
  • - Tomar las armas en la Fuerza Armada o en los cuerpos de reserva, para la defensa de la República y de sus instituciones.
  • - Ejercer en toda clase de negocios el derecho de petición.
  • - Poder ser nombrado para cualquier empleo del servicio público.
  • - Iniciar leyes.
  • - Votar en las consultas populares.
  • - Participar en los procesos de revocación de mandato.

Mientras que, dentro de las obligaciones de los ciudadanos, encontramos:

  • - Inscribirse en el catastro de la municipalidad, manifestando la propiedad que el mismo ciudadano tenga, la industria, profesión o trabajo de que subsista.
  • - Inscribirse en el Registro Nacional de Ciudadanos.
  • - Formar parte de los cuerpos de reserva.
  • - Votar en las elecciones, las consultas populares y los procesos de revocación de mandato.
  • - Desempeñar los cargos de elección popular de la Federación o de las entidades federativas.
  • - Desempeñar los cargos concejiles del municipio donde resida, las funciones electorales y las de jurado.

Así como los ciudadanos tienen derechos y obligaciones; por su parte los gobernantes en el ejercicio del poder, están obligados a actuar en todo momento en beneficio del interés general del pueblo; actuando dentro del marco que señala el orden jurídico del país, con el objeto de asegurar, respetar y garantizar los derechos humanos y libertades fundamentales que la propia Constitución reconoce, así como otras fuentes del derecho; conducirse con honestidad, responsabilidad, transparencia, legalidad, objetividad, imparcialidad y certeza; rendir cuentas del ejercicio del poder y de la aplicación del gasto público y asumir las responsabilidades políticas y jurídicas, por el desvío o negligencia en la gestión del poder.

Los seres humanos al vivir en sociedad debemos relacionarnos con los demás miembros de la comunidad, por lo que la educación, es un elemento fundamental para formar ciudadanos consientes, con pensamiento crítico, con capacidad de dialogar y de resolver los conflictos, con espíritu de compromiso y solidaridad; con habilidades y actitudes para la construcción de una vida democrática, en donde participen de forma pacífica y responsable.

De ahí radica la importancia de que exista una cultura democrática que sea trasladada a las nuevas generaciones, comenzando a temprana edad en las escuelas, donde se pongan en práctica los primeros ejercicios democráticos, que den lugar a formar una ciudadanía más comprometida y responsable con el entorno social al que pertenecen.

Las competencias ciudadanas, las podemos definir como el conjunto de valores, habilidades, actitudes y conocimientos que, vinculadas entre sí, hacen posible que el ciudadano participe y actué de manera efectiva, apropiada y constructiva dentro de la comunidad; a continuación, se señalan algunos ejemplos de dichas competencias:

  • - Valores: la dignidad humana y los derechos humanos; la diversidad cultural; la democracia, la justicia, la equidad, la igualdad y el Estado de derecho.
  • - Habilidades: de aprendizaje; de escucha y observación; analíticas y de pensamiento crítico; empatía; flexibilidad y adaptabilidad; comunicativas; cooperación y resolución de conflictos.
  • - Actitudes: apertura a la diversidad cultural y otras creencias, visiones del mundo y prácticas; respeto; conciencia cívica; responsabilidad y tolerancia.
  • - Conocimiento y comprensión crítica: de sí mismo; de lenguaje y comunicación; del mundo mismo como la política, legislación, derechos humanos, culturas, religiones, historia, medios de comunicación, economía, medio ambiente, sostenibilidad.

Para lograr una sana convivencia e interacción social, se requiere que apliquemos valores básicos en nuestro actuar, por lo que es de suma importancia que como ciudadanos nos responsabilicemos y hagamos conciencia que el respeto a los derechos humanos y a las libertas fundamentales, es la base de una sana relación con nuestro entorno, así como para que exista y prevalezca la democracia.

De ahí radica la importancia de los derechos humanos, los cuales son considerados el conjunto de derechos y libertades fundamentales para el disfrute de la vida humana en condiciones de plena dignidad, y son intrínsecos a toda persona por el simple hecho de pertenecer al género humano; se encuentran establecidos y protegidos en la propia Constitución, así como por los diferentes instrumentos internacionales; y deben ser reconocidos y garantizados por el Estado de manera general, justa, equitativa e igualitaria.

Hoy en día la clasificación más acorde de los derechos humanos corresponde en agruparlos en: civiles, económicos, sociales, culturales y ambientales; sin embargo, en los derechos humanos no existen niveles ni jerarquías, ya que todos versan en alcanzar la dignidad humana. Es por ello que como ciudadanos debemos de conocer nuestros derechos humanos, identificar las situaciones en que se vulneran, promocionarlos y luchar por su defensa.

Existen a su vez, valores democráticos, que son básicos para la convivencia humana, tales como el respeto, justicia, igualdad, libertad, tolerancia, solidaridad, diálogo, participación, negociación, así como la aceptación del pluralismo y la diversidad, los cuales debemos aplicarlos en nuestra vida diaria, en el hogar, con nuestras amistades, en el entorno laboral y en general con toda la sociedad. Toda vez que al practicarlos generaremos una convivencia pacífica y fomentamos la no violencia.

Otro factor fundamental para que se materialice la democracia es la participación activa de la ciudadana; sin ésta la democracia se debilita, ya que es una forma en que la ciudadanía se hace escuchar y toma parte en los asuntos políticos, económicos, sociales y culturales del país. Asimismo, la participación permite vigilar y controlar la gestión de los gobernantes.

La participación ciudadana se define como el conjunto de actividades a través de las cuales las personas intervienen en las decisiones públicas; cooperan con las autoridades; inciden en la formulación, ejecución y evaluación de las políticas y actos de gobierno.

Los ciudadanos deben participar políticamente, manifestando su voluntad a través de distintos mecanismos, los cuales se clasifican en directos e indirectos. Los directos son aquellos en los que se consulta directamente a la ciudadanía, tales como el plebiscito, referéndum, iniciativa popular, consulta popular y cabildo abierto. Mientras que los indirectos o representativos son aquellos en los que la voluntad de la mayoría se expresa en la elección de una serie de representantes políticos, que ocuparán cargos públicos y tomarán las decisiones en nombre del pueblo.

Hoy en día la participación ciudadana la vemos reflejada a través del voto; participando en campañas electorales y en organizaciones políticas; a través de la búsqueda de contacto directo con los actores políticos del país; mediante movimientos sociales y marchas públicas; y sin lugar a dudas el uso de las tecnologías, ha funcionado como una nueva plataforma que favorece la libertad de expresión, a través de la cual la sociedad comparte sus ideologías, problemáticas e incluso su malestar político; las redes sociales son una nueva forma de participación y denuncia ciudadana, logrando así dar a conocer sus demandas y con ello generar que los gobiernos den solución a los problemas sociales.

Por lo que es de suma importancia generar conciencia de la relevancia de la participación ciudadana en los procesos políticos, económicos y sociales del país, y que como ciudadanos nos comprometamos con responsabilidad en practicarla. Cuanto más participemos, más obligaremos a que los gobernantes interactúen con la ciudadanía y sean atendidas las necesidades sociales.

A modo de conclusión podemos señalar que las capacidades democráticas que practique la ciudadanía dependen de los procesos formativos y educativos que se le inculquen desde el hogar, las instituciones educativas, los medios de comunicación, los partidos políticos, los propios gobiernos, estados y la sociedad misma. La formación y la educación son el motor para que la sociedad se interese en la participación ciudadana y en la toma de decisiones, que se involucren responsablemente y pacíficamente en las actividades sociales, económicas y políticas del país.

Por lo que es indispensable que los programas educativos se enfoquen en una cultura democrática, la cual deberá ser implementada desde la niñez y la juventud, para que así sea más simple y natural, que las nuevas generaciones lo trasladen a su vida cotidiana; las escuelas son el escenario perfecto para una formación ciudadana basada en relaciones de respeto, tolerancia, justicia, igualdad, colaboración y diálogo.

También es importante que desde lo individual mantengamos una actitud abierta sobre la diversidad que impera en nuestros días, tanto de creencias, culturas visiones y prácticas, no solo en México sino en el mundo entero; debemos conocer y adoptar otras perspectivas y formas de vida, a fin de ampliar nuestras experiencias, horizontes y conciencias. Esto dará la apertura para que adquiramos un pensamiento crítico y expandido, donde podrán surgir nuevas ideas, así como juicios de valor desde una perspectiva basada en la pluralidad.

Sin lugar a dudas las competencias ciudadanas son clave para la democracia ya que permiten que:

  • - los ciudadanos comprendan mejor el sistema político y de gobierno;
  • - respeten y defiendan los derechos humanos y las libertades fundamentales;
  • - contribuyan activamente a una convivencia armónica y pacífica;
  • - genera una participación responsable y comprometida en los procesos democráticos;
  • - permite integrar el pluralismo y la diversidad como una oportunidad social de crecimiento.

Debemos como sociedad informarnos y entender las problemáticas y realidades del país, comprometernos y esforzarnos en adquirir habilidades que nos permitan llegar a acuerdos, mantenerlos y sobretodo saberlos respetar; participar en la planeación y ejecución de acciones que contribuyen a la comunidad; conocer las leyes, respetarlas y cumplirlas; ser proactivos con nuestros entornos, empezando por nuestras relaciones diarias para que sea un estilo de vida y podamos tomar mejores decisiones, las cuales se verán reflejadas en progreso social.

El resignificar nuestros valores, apegados al respeto de la dignidad humana, los derechos humanos y los principios democráticos sin lugar a dudas será la base para que todas nuestras decisiones y acciones estén guiadas bajo estos principios y nos lleven a alcanzar el bienestar social.

Sin embargo, es un reto constante y de trabajo conjunto, ya que por una parte los gobiernos deben cumplir con las demandas sociales apegados al marco constitucional y legal, velando y garantizando el respeto de los derechos humanos; mientras que los ciudadanos debemos ser más consientes en la toma de decisiones, respetar y confiar en las instituciones y las leyes, así como participar activamente y fomentar la cultura de la legalidad.

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