La discriminación en México: obstáculo para el desarrollo democrático

Cuarto Trimestre
Boletin de Divulgación
Escrito por: Lic. José Manuel Moranchel Roca
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No hace mucho tiempo:

  • - Aquella alumna poseedora de habilidades diferentes, incluyendo una sobresaliente capacidad de estudio que la encumbraba sobre los demás (que además es mi mayor recuerdo de ella), bajaba de la facultad de filosofía por aquel camino descendente en dirección a la cafetería; la senda, era bastante incómoda no sólo para ella, pues la “bajada” es empinada y su inclinación muy pronunciada sobre todo para el regreso.
  • - Como cada mañana, parte del grupo hacíamos, con ella, el mismo recorrido en busca de un café o un postre entre clase y clase. De forma natural, en alguna ocasión, presté mi brazo a mi compañera durante la ruta; se trataba de algo común y cotidiano para el grupo.
  • - Un mal día, resultó que entre bromas, comentarios de clase y distractores comunes, iniciamos en grupo nuestro camino para tomar algún refrigerio y no prestando “demasiada” atención.
  • - Esa vez, sin previo aviso, nos encontramos de pronto entre una lluvia de insultos que venían de detrás nuestro y una serie de reclamos por parte de nuestra compañera…
  • - ¿Dónde estábamos para ayudarle? ¿Es que estamos ciegos? ¿No nos damos cuenta de que no puede caminar bien?

De pronto, las cosas pueden parecer más complicadas de lo que parecen… pero ahora vemos la otra cara de la moneda.

  • - Hubo una vez un chico de Brooklyn a principios de los 70s que soñaba con formar una banda de Rock; su idea fundamental, era crear aquella banda que siempre hubiera querido ver. Trabajó constantemente y al lado de otro chico formaron un grupo que, al cabo de un par de años, se había convertido en la banda más famosa de los Estados Unidos y poco más tarde del mundo.
  • Pasados los años, nuestro protagonista escribió una autobiografía en la que daría a conocer ciertos detalles de su propia persona ajenos a su logro; en su libro detalla que nació con un defecto en la oreja izquierda, la cual, era poco más que un “muñón” de carne. Este problema atraería hacia así, por parte de sus iguales, una feroz discriminación en medio de la cual el apodo de “monstruo” era el más inocente. En su escrito, el autor detalla como su lucha por su banda y el éxito alcanzado obedeció a una competencia por destacar en donde la música y su sueño eran lo más importante y cómo hizo a un lado su propio problema físico.
  • Finalmente, su obra, tiene un apartado en donde critica a aquellas “estrellas” que, en todos los ámbitos, usan sus características especiales como estandartes quedándose en el “defecto”, por lo que jamás buscan, destacar entre iguales como iguales.

Las preguntas que me vienen a la mente son:

  • ¿Estamos mal?
  • ¿Fue correcto el reclamo de mi compañera?
  • ¿Qué hizo aquel músico para romper semejante círculo vicioso?
  • ¿Es la actitud de mi compañera el correcto o el del músico?

Pongamos las cosas dentro de la perspectiva de la discriminación y contestemos “ad intra” esas preguntas:

Discriminar significa: separar, segregar y hacer a un lado; discriminar es, por razones de género, religiosas, políticas, culturales, económicas y, físicas, considerar al otro como diferente a nosotros.

Discriminar, significa mirar al otro como “inferior”.

La discriminación, es un problema generalizado en todas las sociedades desde su propia “declaración de principios”; declaración, no siempre escrita sino redactada en la mente colectiva a lo largo de generaciones; discriminar es un problema fundacional:

  • - Eres diferente, eres extraño, tú no puedes, no eres de los nuestros, no piensas como nosotros, eres de otro país, ¿Por qué caminas así?

El nacimiento y crecimiento de imperios y naciones ha llevado la marca intrínseca de cierto tipo de discriminación como fruto de su creación de identidad.

La discriminación ocurre tanto a niveles públicos generalizados como en los núcleos centrales de la sociedad como lo es la propia familia.

Hablar de identidad desde el sujeto hasta la nación significa tanto la definición de lo que se “es” como aquello que “no se es”.

  • - Yo soy mexicano y al afirmarlo no soy francés, alemán o italiano.
  • - Yo soy católico y al serlo no soy musulmán o budista.
  • - Yo soy blanco y en ello dejo claro a todos que no soy negro, amarillo etc.
  • - Yo soy mujer y por ello no soy hombre.

Esta serie de afirmaciones, con sus respectivas negaciones incluidas, han definido de forma muy radical lo que somos, pero, de manera importante, lo que no somos, lo cual es, en sí mismo, un conjunto mucho más amplio: Es muy curioso como nuestra identidad se crea a partir de una “vía negativa”: Un gato es un gato (en singular) y al mismo tiempo no es un universo de especies animales y vegetales.

Lo diferente a nosotros es excluido del pensamiento colectivo que construimos como familia y como nación. Se nos ha enseñado a “tolerar” pero no a aceptar ni a dar carácter de igual a nosotros a quien es diferente.

La democracia, invento maravilloso del llamado milagro griego, nace tristemente dentro de un sistema esclavista y al servicio de déspotas. La propia democracia griega “de iguales” enfatiza su propia definición de ciudadano y de las dignidades que lo caracterizan por encima del resto, el cual, o bien se le define como algo apenas superior a los animales o como propiedad de un valor bastante inferior al de una finca y no digamos al de un mueble. La igualdad griega define de inicio: no todos son iguales.

En México, la igualdad y la democracia, así como la lucha contra la discriminación, ha supuesto avances significativos que, a la par de muchas naciones, aun requiere superar muchos obstáculos; sin embargo, son temas que debemos reinterpretar y estudiar para generar verdaderos avances democráticos… y esto, es “de ley”.

En nuestro país, la falta de oportunidades de crecimiento económico y de acceso a una educación de calidad mantienen “a raya” a un gran número de personas… ¡Cuidado!... y no es porque no puedan votar o ejercer sus derechos en “igualdad” sino porque su “igualdad” es manipulada y ejercida por otros dadas sus condiciones permanentes de diferencia e incluso de inferioridad.

He aquí, al igual que en el primer caso que compartía, un ejemplo de auto discriminación, la cual, es un obstáculo fundamental para la democracia en donde “a priori” hay una discriminación aberrante hacia grandes sectores de la población a la que se les mantienes como “discriminados con derechos”, sin estudios y sin progreso económico para pronunciarse en contra de toda igualdad posible: estos, son los que prefieren quedarse en desventaja para obtener lo que desea… crecer y progresar cuesta y cuesta mucho.

El primer llamado que debemos hacer para vencer la discriminación es la de considerar a todos iguales, es correcto y es el avance que durante décadas hemos buscado alcanzar pero vayamos al fondo para avanzar:

  • - ¿Estamos dispuestos a generar condiciones de igualdad para todos?
  • - ¿Generamos, para todo sujeto posible, las posibilidades de crecer y formar parte saludable de la sociedad?
  • - ¿Vamos a continuar separando y discriminando para controlar las decisiones de los grupos menos privilegiados otorgando “derechos fantasmas” para lograr nuestra conveniencia?

Mis casos expuestos son claros: es válido no discriminar y estar al lado del otro, como inválido es hacer uso de las condiciones personales y de auto discriminación para obtener ventajas.

CONCLUYO:
Como país, debemos crear condiciones de igualdad para todos, pero esas condiciones no pueden continuar siendo la tolerancia pasiva que lleva al otro a permanecer en inferioridad en búsqueda de beneficios sin crecimiento. La discriminación atenta contra la democracia y no nos permite el ideal tan aspirado por los griegos que ni siquiera ellos pudieron alcanzar. No lograremos una sociedad de iguales si no creamos condiciones favorables y educamos para alcanzarlas.

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